Eduardo Galeano, Un caño, 2010
miércoles, 22 de abril de 2015
Mirada
“Yo soy un enamorado del fútbol, incapaz de tener un juicio objetivo de los partidos que veo, pero además no creo en la objetividad del ojo humano. Pienso que no vemos todos de la misma manera las mismas cosas. Y que incluso las vemos de distinta manera según la hora, la época del año o la etapa de la vida. La mirada humana es muy subjetiva, y yo no me arrepiento de mis propias pasiones, aunque éste es un tiempo bastante frígido, que parece condenarnos a arrepentirnos de toda pasión y a ver las cosas con la debida distancia para poder sacar provecho de ellas. Yo no quiero sacar provecho de mis experiencias. Quiero simplemente vivirlas. Y no me interesa vivir para ganar, pero sí vivir para sentir. Por suerte, al fútbol lo sigo sintiendo muy intensamente, a pesar de que me consta que a nivel profesional tiene mucho de cochino negocio”.
martes, 21 de abril de 2015
Roma

En Italia, donde a menudo las lealtades familiares y regionales van en contra de la concepción nacional, nos cuenta acá el periodista Peter Simek, hay un amor compartido: el fútbol -el calcio- une a la gente. James Pallotta e Italo Zanzi piensan que la Roma es una marca global sin explotar porque identifica a un sitio turístico por excelencia. Pero se chocan con la idiosincrasia: para los ultras del club la violencia es un medio de vida y los romanos disfrutan de un semidiós de 38 años que festeja los goles chupándose el dedo gordo de la mano derecha, ya que Il Capitano es el apodo de Totti para el mundo exterior: en Roma lo llaman Er Pupone, “el bebé grande” en dialecto local.
“Lo que los romanos ven como una forma muy sentida de autoexpresión, los estadounidenses ven como una especie de entretenimiento, como una experiencia para ganar dinero -marca Simek-. La pregunta es si esas visiones pueden, o incluso deben, coexistir”.
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