Cascos. Escudos. Rodilleras. Tobilleras. Detrás de la requisa, de apoyo, un grupo de efectivos con sus escopetas. El pabellón Nº 8 de la Unidad 23 de Florencio Varela abre su boca: es el que se traga a los presos ingresados. Allí son bienvenidos. Héctor Ricardo Sotelo está demacrado. Acaba de caer: lo detuvieron cuando conducía un camión robado. El cabo primero Jorge Daniel Guerrero, oculto bajo su uniforme, lo mira a los ojos. Sotelo no lo reconoce. Por un instante, a Guerrero se le hielan los huesos. Es, en definitiva, un reencuentro.
Foto: Daniel Baca.
1 comentario:
Genial nota, Beto. Un placer leerla.
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