Si el periodismo -deportivo,
político, cultural, todos- es, entre otras cosas, contar historias, acá van tres alrededor de los Juegos Evita de Mar del Plata. Vivirlos fue una
experiencia encantadora.
“¡Vamos, eh, vamos! ¡Jugamos por Peri!”. Soledad apunta con los índices al cielo y arenga a las compañeras del Centro Deportivo Recreativo de la Villa 15. Están a punto de jugar su primer partido de fútbol femenino Sub 16 en los Juegos Evita de Mar del Plata, en el Complejo Punto Sur. Peri: así lo llamaban a Nahuel Toledo en Ciudad Oculta, el nombre que se le colocó al Barrio General Belgrano cuando la última dictadura militar le construyó un muro para ocultarla ante la visita de extranjeros para el Mundial 1978. A principios de septiembre Peri corrió perseguido por una lluvia de piedras -un juego de niños-, se escabulló en el Elefante Blanco, cayó en el pozo de un ascensor inexistente y murió. “Nosotras vivimos en el barrio donde hicieron la película Elefante Blanco -explican entre todas- y cuando se fueron dejaron abierta una escalera que estaba rota, pero antes el hospitalito estaba cerrado. Se pudo haber evitado porque sabían que estaba muy dañado, con peligro de derrumbe, y no hicieron nada”. El relato condensa la naturalidad de la muerte. Peri jugaba en la Sub 14 y se encontraba fichado para estos Juegos. Su hermano mayor, Leandro Toledo, el Lauchita, el 5 de la Sub 16, y las chicas -Soledad, Milagros, Johanna, Lidia, Denise, Daiana, Débora, Andrea y la Pitu- juegan por él.
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Joaquín Gómez prendió la computadora, se conectó a Internet y tecleó en el buscador, no sin errarle: “Quizás quisiste decir: Yuriy Sedykh”. Lo quería decir. En realidad, buscaba los informes de los estudios biomecánicos que realizaron Sedykh, dueño del actual récord del mundo, y Anatoly Bondarchuck, el entrenador, para optimizar la técnica del lanzamiento de martillo. En el mundo, a su edad -16 años-, no hay hoy nadie mejor que Joaquín: el último fin de semana de octubre rubricó el récord subcontinental, con 81,15m, en los Juegos Sudamericanos Sub18 de Mendoza. A pesar de los dos años de diferencia, se encuentra cuarto en el ranking mundial de juveniles. El fenómeno, que rompió tres veces el récord sudamericano, ganó con 72,45m su cuarta participación en los Juegos Evita de Mar del Plata. “Me hubiese gustado llegar a los 80, pero quedé lejos -dice-. Por la marca que tengo, ya casi estoy en el alto rendimiento. Aparte siempre me entrené con seriedad, pero ahora que estoy en otro nivel tengo que buscar nuevas expectativas”.
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Los chicos entraron por la Plaza de Mayo, recorrieron la Casa Rosada, subieron al primer piso y, en un momento, recibieron la orden: bajar al patio interno, formar un círculo y esperar. Unas horas antes habían conocido el zoológico de Buenos Aires. O Buenos Aires, sin más. Vieron, entonces, cómo se les acercaban Juan Domingo Perón y Eva Duarte. El presidente los felicitó y les estrechó la mano, uno por uno, y la señora les dio un beso. Los anfitriones, después, los invitaron a pasar a un salón para tomar un chocolate.
Desde Mar del Plata, Daniel Solís, uno de los pibes de Nueva Argentina, aquel equipo de fútbol que representó a Misiones en los Juegos Evita de 1951 y que fue a la Casa de Gobierno, llama ahora a Rosa Theisen, su esposa, para saber cómo está ella y cómo anda todo en Posadas. No espera esta respuesta en el teléfono.
-¿Vos en qué andás? ¿Qué pasa con vos que me llaman y me preguntan cómo eras de chico? ¡Si yo ni te conocía!
Daniel, sangre guaraní, 76 años, autor de cuentos bajo el seudónimo Siles publicados en el diario misionero Primera Edición, participó en aquellos torneos infantiles y acá, en estos Juegos, compitió en la categoría pareja masculina de tejo para adultos mayores. Es uno de los pocos que repitió, y por eso le preguntan a su mujer cómo era de niño.
-Te puedo asegurar que hasta ahora siento la sensación del beso de Evita.
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Desde Mar del Plata, Daniel Solís, uno de los pibes de Nueva Argentina, aquel equipo de fútbol que representó a Misiones en los Juegos Evita de 1951 y que fue a la Casa de Gobierno, llama ahora a Rosa Theisen, su esposa, para saber cómo está ella y cómo anda todo en Posadas. No espera esta respuesta en el teléfono.
-¿Vos en qué andás? ¿Qué pasa con vos que me llaman y me preguntan cómo eras de chico? ¡Si yo ni te conocía!
Daniel, sangre guaraní, 76 años, autor de cuentos bajo el seudónimo Siles publicados en el diario misionero Primera Edición, participó en aquellos torneos infantiles y acá, en estos Juegos, compitió en la categoría pareja masculina de tejo para adultos mayores. Es uno de los pocos que repitió, y por eso le preguntan a su mujer cómo era de niño.
-Te puedo asegurar que hasta ahora siento la sensación del beso de Evita.
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