-Puede ser. Quizá fueron muchos años de exposición, a modo de panacea cultural, al supuesto éxito de la vida en los medios, y apenas se abrió la posibilidad de un hágalo usted mismo, como si fuera una gran distopía, apareció eso. Tantos años de forjación de un deseo a partir de la mass media determinó que tras la mínima grieta sucediera. A la mayoría de la gente no le da pudor ser interpretada. Yo no tengo ni Facebook ni Twitter. Hay como 50 apócrifos, pero no los miro: ni siquiera sé cómo llegar a leer a mis farsantes.
Ningún superhéroe, Adrián Dárgelos, La Nación, 2014
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