En 2019, Dani Alves renunció a su puesto de lateral derecho porque le generaba “falta de ritmo”. Ahora, en cuarentena en Brasil, menos se puede contener.
Alia Guagni, capitana de Fiorentina y símbolo de Italia, utiliza metáforas relacionadas al deporte para concientizar: “Respetá las reglas de juego”.
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“Mi señor /No sé cómo pasó /De la nada, la crema /Los laterales están bien, oh-uh /En suelo brasileño, eh /Y es el lugar correcto /ya que la tierra del lateral está aquí /¿Cuántos buenos nacieron? /En los campos de Brasil, oh-uh /Con la fuerza de Brasil, oh-uh”, se escucha en “La tierra de los laterales”, con la melodía de la canción “Believer”, de Imagine Dragons. El videoclip, una parodia de FutParódias, muestra jugadas y goles de Carlos Alberto y Cafú, laterales derechos, de Júnior y Roberto Carlos, laterales izquierdos, y de tantos otros. Que Brasil es a terra dos laterais quedó certificado en 2019, cuando llegaron Rafinha y Filipe Luís a Flamengo, campeón de la Copa Libertadores. Pero también porque Dani Alves, después de reinterpretar la posición en el Barcelona de Pep Guardiola, volvió a Brasil y se puso la camiseta de São Paulo.
“Mi señor /No sé cómo pasó /De la nada, la crema /Los laterales están bien, oh-uh /En suelo brasileño, eh /Y es el lugar correcto /ya que la tierra del lateral está aquí /¿Cuántos buenos nacieron? /En los campos de Brasil, oh-uh /Con la fuerza de Brasil, oh-uh”, se escucha en “La tierra de los laterales”, con la melodía de la canción “Believer”, de Imagine Dragons. El videoclip, una parodia de FutParódias, muestra jugadas y goles de Carlos Alberto y Cafú, laterales derechos, de Júnior y Roberto Carlos, laterales izquierdos, y de tantos otros. Que Brasil es a terra dos laterais quedó certificado en 2019, cuando llegaron Rafinha y Filipe Luís a Flamengo, campeón de la Copa Libertadores. Pero también porque Dani Alves, después de reinterpretar la posición en el Barcelona de Pep Guardiola, volvió a Brasil y se puso la camiseta de São Paulo.
Después de levantar la Copa América 2019 en el Maracaná como capitán y lateral derecho, sin embargo, Dani Alves hizo su renunciamiento histórico: “Jugando en el lateral paso mucho tiempo sin tocar la pelota, y eso me genera falta de ritmo. En la mitad puedo intervenir, posicionar a mis compañeros, que el equipo tenga un orden táctico y técnico mucho mejor. Necesito tener más influencia en el juego”. Dani Alves es el 10 de São Paulo.
Y ahora, en el encierro de la cuarentena, menos que menos se puede contener. Lo vemos que simula, en ejercicios físicos, movimientos de monos, ranas, gusanos, lagartos y avestruces. Y dice: “No hablaré de los problemas, pues no los controlo ni sé por qué los hay… Hablo de soluciones, hablo de cómo hacer para minimizar más problemas. ¡Quedémonos en casa, pero aburrirse, no!”.
Lo dice en el país de Jair Bolsonaro, el presidente que calificó al coronavirus como “una histeria”. La gobernación de San Pablo ya montó un hospital de campaña en el estadio Pacaembú. Y São Paulo, el club en el que juega Dani Alves, puso a disposición el Morumbí. En Brasil ya hay 34 muertos y 1891 nuevos casos. Es el país sudamericano en el que más rápido se expande la pandemia. “Lo lamento -dijo Bolsonaro-, la gente se va a morir”.
Dani Alves, el lateral-socio de Messi en Barcelona, no empezó jugando de lateral. Era delantero en el Palmeiras de Salitre, en Juazeiro, Bahía. Jugó dos Mundiales (Sudáfrica 2010 y Brasil 2014), y se perdió por lesión Rusia 2018. La historia cuenta que la predilección por el ataque de los laterales brasileños comenzó en el Mundial de Suecia 58, cuando Brasil enfrentó a Austria en el primer partido del grupo. Nilton Santos, lateral izquierdo, recuperó una pelota en la defensa y avanzó en la cancha. Vicente Feola, el DT, se puso nervioso: le gritó una, dos, tres veces que bajara. Nilton Santos no volvió. Llegó al área rival y metió el gol. Y Feola, entonces, lo felicitó.
Por Roberto Parrottino
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Eniola Aluko se fue de Turín cansada de sentirse una ladrona por cómo la miraban en la calle. Era la goleadora de Juventus y la Selección inglesa. “Nunca tuve problemas de racismo con los hinchas, pero hay un problema en el fútbol italiano y en Italia: desde presidentes hasta hinchas del fútbol masculino lo ven como parte de la cultura”, dijo Aluko en su carta de despedida. A fines de 2019, en el triunfo de Hellas Verona ante Brescia, Mario Balotelli sufrió cantos racistas. “Que quien hizo sonidos de simio se avergüence”, dijo el delantero de Brescia.
No era la primera que en Italia se vivía una situación similar en un partido del calcio. Cuando le preguntaron a Alia Guagni -lateral derecha y capitana de Fiorentina y una de las capitanas de la Selección italiana-, sobre los episodios de racismo en su país, no dudó en su respuesta: “Es inconcebible que aún hoy hablemos de racismo. Pero también es importante remarcar que afortunadamente no existe tal cosa en el fútbol femenino: esto debe subrayarse y debemos jactarnos por ello”.
Alia Guagni es un símbolo del fútbol italiano y no sólo por sus palabras. Durante el último verano europeo, la buscaron desde España, pero prefirió quedarse en la que considera su casa, Firenze. Es la única jugadora de la Selección italiana que jugó toda su carrera en un mismo club, ya que en 2015 Fiorentina adquirió los derechos de ACF Firenze y se convirtió en el primer club profesional de fútbol femenino en Italia.
Cuando le preguntaron por qué prefirió quedarse un año más en Firenze en lugar de aceptar la oferta de Real Madrid, la lateral derecha de Fiorentina fue concisa: “Llevar la camiseta viola en el pecho es algo para honrar todos los días”.
Su juego defensivo es propio del calcio. Y su juego ofensivo, propio de cualquier delantera. Durante dos años consecutivos, fue la goleadora de la Seria A. Después del último partido que disputó con la azzurra, su entrenadora, Milena Bertolini, dijo: “Primero, corre en ataque para hacer tres asistencias a sus compañeras; después, regresa a la defensa y releva cuando alguna de las defensoras se dispersa. Todo el día corriendo”.
Alia está donde se la necesita. Adentro y afuera de la cancha. Desde que se suspendió el fútbol en Italia por el coronavirus, utiliza metáforas relacionadas al deporte para concientizar: “Respetá las reglas del juego”, “Es la primera vez que somos parte de un mismo equipo”.
El momento más importante de su carrera ocurrió en 2017. No sólo jugó por primera vez en el Artemio Franchi, estadio de Fiorentina, sino que ese día se consagró campeona de la Serie A. “Recuerdo la sensación final: 'Lo logramos, lo hicimos'”. Alia recuerda la sensación final porque hace cuatro años no se hubiera imaginado ser jugadora profesional y ganar una liga, dos Copa Italia y una Supercopa con el club de sus amores. También por este motivo le dijo que no a Real Madrid, porque quiere ser parte del crecimiento del fútbol femenino en su país.
Por eso, cuando en sus redes enfatiza que “ahora podemos demostrar qué tan fuerte somos”, lo dice porque tiene conocimiento de causa. “El fútbol femenino italiano es una pequeña parte del mundo del fútbol -sintetiza-. Somos pequeñas, pero también somos grandes porque siempre estamos luchando, sin prejuicios ni discriminación por nuestra parte”.
Por Delfina Corti
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