El 20 de febrero de 2005, Francesco Totti salió al Olímpico para jugar ante el Livorno con una remera que pedía la liberación de Giuliana Sgrena, periodista del diario comunista Il Manifesto que llevaba 15 días secuestrada por la Yihad Islámica en Irak. La organización exigía el retiro de las tropas italianas para liberar a Sgrena. Amenazaba con asesinarla. Hasta entonces, el gobierno de Carlo Azeglio Ciampi y el Papa Juan Pablo II habían exigido su libertad. Un mes después de su captura, fue liberada. En el camino al aeropuerto de Bagdad, el ejército estadounidense, en un confuso episodio, asesinó al agente italiano Nicola Calipari. "Hay americanos que no quieren que regreses", contó Sgrena que le habían dicho durante su cautiverio; y en una columna en Il Manifesto, detalló que uno de sus captores se había sorprendido al observar en la TV a Totti con una remera que decía "Liberate Giuliana" mientras anunciaban su inminente ejecución.
"Era hincha de la Roma y su jugador favorito era Totti -relató Sgrena-. El lenguaje del fútbol llega a la mente y a los corazones de muchas personas alrededor del mundo. Si todos los grandes deportistas se comportaran como Totti, los gestos humanitarios tendrían un eco mucho más grande".
martes, 6 de enero de 2015
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