jueves, 4 de abril de 2013

Tres tercera

Hoy, recién, la volví a ver. Siempre en el mismo lugar y de noche: la parada de la estación de Ramos. Me siguió intrigando. Ella se subió por la puerta de adelante del colectivo -el Randazzo-; yo, en cambio, por la del medio. Si no me hubiese adelantado, hubiéramos compartido el viaje mirándonos a los ojos. Apretados. Quizá charlando. Estaba menos rubia; igual de misteriosa. Iba a preguntarle, cuando bajáramos en Castelar, si seguía acompañada -"no estoy solo"- o si íbamos a tomar algo. Bajé. La esperé. Miré hacia su puerta, que nunca se abrió. La vi, vidrio de por medio, irse. Sé que no hay dos sin tres. Lo sé. Y sé que la tercera es la vencida.

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