jueves, 30 de septiembre de 2021

Que no te dejan ser feliz

Es encantador...

¡Tan encantador!


Jurás que te criaste en un balde de gusanos

tonteras de ayer que no te dejan ser feliz.

No te están quedando más de tus balas de plata

(no debí decirlo, tu esclavo ahora soy...)


Es encantador...

¡Tan encantador!


Te estás quedando sin balas de plata,

Porco Rex (2007),

Indio Solari


-"Aurora y Enrique" es su último disco. Son los nombres de sus padres. Habla, refiriéndose a ellos, del amor idílico. En la generación de usted, ¿se sigue creyendo en el amor para toda la vida? ¿Usted lo cree?


-Quiero creer.


-¿Cómo?


-Creo que se puede encontrar a alguien con el que puedes hacer una vida compartida. En lo que no creo es en el cuento de Walt Disney. No creo que nadie vaya a venir a salvarte, por mucho que te quiera tu pareja, tu amiga o tu madre. En primer lugar, creo en el amor propio, en la dignidad, en la intuición y, a raíz de ahí, cuando tú crees en ti mismo, cuando estás bien contigo mismo, cuando te estás realizando, cuando te enfrentas, cuando luchas contigo mismo, cuando ese debate interno que todos tenemos lo aceptamos, y nos arremangamos un poco la camisa y llegas a un momento en el que estás bien contigo, puedes conocer al amor de verdad. Repito: no creo en el cuento que nos contaban de pequeños.


-Autoestima.


-Se puede encontrar el amor de verdad cuando te respetas a ti mismo. Entonces elegirás a alguien acorde con tu manera de ver la vida, de respetarte y de respetar a los demás. Cuando la autoestima está baja, cuando no te respetas, cuando estás muy influida por creencias limitantes o juicios que no te dejan ser feliz, estás enfadado o enfadada, frustrado o frustrada, entonces a lo mejor te vas con alguien que te hace la vida todavía más complicada.


Soleá Morente,

entrevista con El País en septiembre de 2021

lunes, 27 de septiembre de 2021

Libros

Con los libros ocurre lo mismo que con las personas: han de tomarse en serio. Pero precisamente por ello debemos guardarnos bien de convertirlos en ídolos, es decir, en instrumentos de nuestra pereza. En este aspecto, el hombre que no vive entre libros y acude a ellos con esfuerzo posee un capital de humildad, de inconsciente fuerza –la única que vale– que le permite acercarse a las palabras con el respeto y la ansiedad con que nos acercamos a una persona predilecta. Y esto vale mucho más que la "cultura"; más aún: es la verdadera cultura. Necesidad de comprender a los demás, actitud caritativa con los demás, que es en fin de cuentas la única manera de comprendernos y amarnos a nosotros mismos; la cultura empieza por aquí. Los libros no son los hombres: son los medios para llegar a ellos; quien ama los libros pero no ama a los hombres es un fatuo o un réprobo.

Hay un obstáculo para la lectura (es el mismo en todas las esferas de la vida): la excesiva confianza en uno mismo, la falta de humildad, la negativa a aceptar lo otro, lo diferente. Siempre nos hiere el inaudito descubrimiento de que otro ha mirado, no precisamente más lejos que nosotros, sino de manera diferente.

[ "Leer", en El oficio de vivir (1952), de Cesare Pavese ]