viernes, 19 de mayo de 2023

Todos los artistas tienen un centro

Uno no necesita ser un monstruo, o sentirse uno, para exigir dos o tres horas de privacidad total de tanto en tanto. Este esquema debería convertirse en un hábito, y el hábito, como la propia escritura, una forma de vida. Debería convertirse en una necesidad; de ese modo uno podrá trabajar y siempre podrá hacerlo. Es posible pensar como un escritor toda la vida, querer ser un escritor, y sin embargo escribir con infrecuencia, debido a la pereza o a la falta de hábito. Semejante persona puede escribir relativamente bien cuando escribe -esa clase de gente suele ser muy buena corresponsal- e incluso vender algunos escritos, pero lo dudo. La escritura es un arte y necesita una práctica constante.
"La pintura no es una cuestión de soñar, o estar inspirado. Es una artesanía, y se necesita de un buen artesano para hacerlo bien". Eso lo dijo Pierre Auguste Renoir, y viniendo de un artista y maestro creo que vale la pena recordarlo.
Y esto dijo Martha Graham sobre el arte de la danza: "Es una curiosa combinación de técnica, intuición y, debo decirlo, impiedad, y un algo hermoso e intangible llamado fe. Si no posees esta magia, puedes hacer algo bello, puedes hacer treinta y dos piruetas, pero no importa. Esto de lo que hablo, nace contigo. Es algo que puedes hacer que brote en una persona, pero no puedes instalarlo en ella, no puedes enseñarlo".
Renoir habla de lo artesanal, Martha Graham del talento, el gusto, el genio. Ambos deben ir juntos. La técnica sin talento carece de júbilo y sorpresa, no hay nada original. El talento sin técnica, en fin, ¿cómo puede el mundo llegar a verlo?
Grandes músicos y escultores y actores han hecho declaraciones similares; todas las artes son una, todos los artistas tienen un centro y no es muy disímil, y es sólo un accidente el que determina si un artista se vuelve músico, pintor, o escritor. Todo el arte se basa en el deseo de comunicarse, el amor por la belleza, o una necesidad de crear orden del desorden.
 [Patricia Highsmith, Suspense: cómo se escribe una novela de intriga, 1966]