martes, 21 de abril de 2015

Roma

Los dueños italoamericanos presentaron la maqueta del nuevo estadio de la Roma. A los pocos días, estalló un escándalo de corrupción y mafia en el gobierno de la capital. “Quieren que Francesco Totti dé el puntapié inicial, pero, ¿qué edad tendrá cuando por fin se inaugure?”, se preguntaron los hinchas. 
En Italia, donde a menudo las lealtades familiares y regionales van en contra de la concepción nacional, nos cuenta acá el periodista Peter Simek, hay un amor compartido: el fútbol -el calcio- une a la gente. James Pallotta e Italo Zanzi piensan que la Roma es una marca global sin explotar porque identifica a un sitio turístico por excelencia. Pero se chocan con la idiosincrasia: para los ultras del club la violencia es un medio de vida y los romanos disfrutan de un semidiós de 38 años que festeja los goles chupándose el dedo gordo de la mano derecha, ya que Il Capitano es el apodo de Totti para el mundo exterior: en Roma lo llaman Er Pupone, “el bebé grande” en dialecto local. 
“Lo que los romanos ven como una forma muy sentida de autoexpresión, los estadounidenses ven como una especie de entretenimiento, como una experiencia para ganar dinero -marca Simek-. La pregunta es si esas visiones pueden, o incluso deben, coexistir”.

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