sábado, 7 de mayo de 2016

Calcio

"El calcio es muy especial. Ningún país vive el fútbol como Italia (quizás Argentina, que no conozco) y nadie es tan imaginativo, tan farsante y tan estupendo como los italianos. El calcio ofrece mucho que contar: las tragedias del Torino, la arrogancia de la Juventus, la locura de la Roma, los disparates del Inter, las aventuras de Silvio Berlusconi y el Milan... El periodismo deportivo italiano ha dado grandes narradores, desde el patriarca Gianni Brera al contemporáneo Gianni Mura. Leerles es un placer muy instructivo. Ningún cronista, sin embargo, alcanza la brillantez de los anónimos inventores de pancartas.
En los estadios italianos, como se sabe, las dos aficiones suelen mantener un diálogo burlón a través de las pancartas. También se pegan y exhiben inscripciones miserables, pero dejemos eso al margen. Escribir una gran pancarta de curva (la grada más barata, donde se concentran los tifosi sfegatati) es un arte que se practica en secreto, para evitar el espionaje rival. Cuando la afición contraria averigua el mensaje, la réplica puede ser demoledora.
En 2001, los giallorossi de la Roma prepararon un cartel colosal para el derbi contra los biancazzurri de la Lazio. La Roma era campeona y la ocasión merecía la poesía más excelsa. Cuando saltó al césped el equipo romanista, sobre la curva se alzó un texto gigantesco en su honor: 
Mira a lo alto, sólo el cielo es más grande que tú. Segundos después apareció enfrente, en la curva de los laziali, otra pancarta de igual tamaño: Tenéis razón, es blanquiazul’".
Historias del calcio, Enric González, RBA, 2007

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