domingo, 15 de noviembre de 2009

El revanchismo

Cuando el gobierno de Néstor Kirchner derrumbó las leyes de olvido y perdón e instó a la Justicia a acelerar las causas contra los represores de la última dictadura militar, se lo tildó de revanchista. Se accionó el revanchismo. Cuando Diego Maradona dijo las groserías que dijo, eso de chupadas y mamadas, un coro de hipócritas lo apuntó, le señaló que sus actitudes sonrojaban al inmaculado Ser argentino y, también, lo acusaron de un revanchismo dirigido a los periodistas. Cuando la Presidenta y gente vinculada al kirchnerismo marcaron que Marcelo Tinelli hace negocio con la pobreza en la TV y que meter bala, como exclama, no es ninguna solución, uno de los iconos mediáticos repitió eso de revanchista.

El revanchismo, en una rápida constatación, lo practicó hace días la Sociedad Interamericana de Prensa (la SIP, que es esto), el patrón de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, y hasta pisó el palito el respetable diputado oficialista Agustín Rossi, quien le ensayó a la oposición mayor -en cantidad- una de sus propias artimañas. La instalación de esta palabra y la dirección que lleva acaso se produjo cuando se pretendió juzgar a los militares y se reprodujo durante el conflicto con “el campo”, cuando algunos caceroleros tildaron al matrimonio de “montonero” y lo enviaron a “vivir a Cuba” porque “no queremos ser otra Venezuela”. Una sarta de impresentables lo repite sin discreción. En los medios. Y también en las calles.

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