viernes, 12 de junio de 2015

Periodistas

Ya no estaremos más —exclamó Fulgence—. Siendo periodista tú no pensarás en nosotros más de lo que la muchacha de la Ópera que, brillando, adorada, en su coche forrado de seda, ya no piensa en su pueblo, sus vacas y sus zuecos. Tú tienes en demasía las cualidades del periodista: el brillo y la improvisación del pensamiento. Nunca te negarás un rasgo de ingenio, aunque haga llorar a un amigo. Veo a los periodistas en los salones de los teatros. Me causan horror. El periodismo es un infierno, un abismo de iniquidades, de mentiras, de traiciones, que no se puede atravesar y de donde no se puede salir en estado de pureza sino protegido, al igual que Dante, por el divino laurel de Virgilio.

Ilusiones perdidas, Honoré de Balzac, 1835-1843

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